Balada del Materialista (Razones o justificaciones por las cuales el sillón marrón debe volver a mi habitación.)

Recientemente a mi madre en su afán de no poder evitar sentirse repelente a mi orden particular, retiró sin aviso alguno un sillón de color marrón fuera de mi habitación, desde ese momento las cosas en el transcurso de mi día (y mi vida) no han sido iguales. 

A continuación presentaré las razones que hacen que el cambio de este mueble tenga repercusiones en como llevo mi vida laboral-académica y personal también.

1.Tardé mucho tiempo en encontrar el orden perfecto de mi habitación, en acostumbrarme a la ubicación de la cama, el escritorio, el nivelado de la cortina, hasta que por fin pude.

2. Me di cuenta que el sillón marrón es perfecto para mis propósitos académicos y de ocio. Ya que se ubica frente al computador. Es un sillón con  niveles de inclinación, uno que forma un ángulo de 90 grados y permite a uno reposar las posaderas, manteniendo la comodidad y la rectitud. Posibilita que pueda concentrarme cuando debo hacer tareas.

2.1 También me permite depositar mi morral al lado, encima del mueble sin tener que ponerlo en el suelo, ya que los lapiceros se encuentran en un pequeño bolsillo de esta. Prefiero tener cerca el morral. Porque si estuviera en el suelo y saco los lapiceros para escribir, hay mayor probabilidad de que olvide regresarlos a su lugar y no los llevaría a la universidad, no tendría con que apuntar mis clases.

2.2 La segunda inclinación permite relajación, hace posible que me eche relativamente hablando, sin terminar acostado. Esto me mantiene aun despierto, pero relax, en ese modo puedo leer las lecturas que me mandan y mientras el morral este cerca con el resaltador, subrayo lo importante y lo vuelvo a poner en su lugar. (aparte esta inclinación para los momentos de ocio es muy útil, para ver películas o series, sin tener que acostarme incomodo en la cama haciendo daño a la articulación de mi cuello, ocasionando dolores crónicos)

2.3 A la hora de ubicar mi ropa, el lado derecho del sillón es el lugar perfecto, ya que la vestimenta que reemplazo por otra, no siempre se ensucia a la primera usada, por lo que si se encuentra ahí, sé que es posible que al día siguiente o a los dos pueda volver a usarla. 

2.4 Los sábados corresponde mi siesta en el sillón donde celebro no trabajar al día siguiente y aparte me mantengo cerca del computador para cualquier invitación por Facebook o Twitter.

3. Para mí el ánimo del día, el hecho de tener una buena o mala rutina diaria, depende del punto de partida de esta, la cual siempre se va a presentar en casa. Cuando amanezco con mi sillón al lado puedo saber donde esta mi ropa, puedo saber que mis cosas siempre estarán dentro de la mochila y no afuera en desorden o en el suelo como normalmente era.

4. Pero su ausencia implica que al salir me sienta desordenado, que no he leído con concentración mis lecturas, ya que al tener ahora una silla de madera toda horrible en lugar del sillón, el dolor de culo es fastidioso, lo que me lleva a sentarme en la cama. Pero al leer en la cama, me quiero recostar, por la posición horizontal comienzo a tener sueño y por la putamadre, me quedo dormido y no leo nada.

5. Al salir al día siguiente con la carga de irresponsabilidad en la mente, me dedico a leer en el camino al trabajo, exponiéndome claro a está a atropellos y a llegar tarde.

6. Al llegar al trabajo no he terminado de leer, estoy atolondrado por ello, eso hace que no pueda realizar bien mis labores y al final no he terminado mi trabajo como debía ser.

7. Cuando salgo del trabajo voy a la universidad, por las pocas horas que duermo a diario, siempre me tomo una siesta en el bus camino a ella, pero como debo leer estoy en la disyuntiva entre mi mente e intenciones, trato de leer pero siempre me quedo dormido.

8. Llego a la universidad y a la hora de la clase no se nada de la lectura porque preguntan más de las últimas hojas y son precisamente esas las que aún no e leído. 

9. Llego frustrado a casa y le digo a mi madre por enésima vez que no estoy de acuerdo con el cambio de sillón, que me ira mal en la universidad, desaprobaré. Ella simplemente dice "No me pongas de mal humor que estoy cansada".

10. Ya es tarde, aun así quiera o no, el mueble marrón ya esta lejos de mí. Pero una cosa prometo, juntaré de mi sueldo, y compraré uno, sea como sea y lo mas pronto posible volveré a tener mi sillón cómodo y perfecto, el cual hace que mi día sea hermoso y mi vida feliz. 




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