Ficción
Que fácil se torna la lectura a estas horas, cuando el sueño a sido anulado por el sabor esencial de la cafeína, en su aroma puedo sentir como se modifican mis neuronas y mi cuerpo puede resistir unas horas más.
La profesora habla en ingles y me importa muy poco, yo solo me limito a seguir leyendo y cerrando los ojos por ratos, me desvanezco y en medio de esa disolvencia pienso en inglés sobre el video que me enviaste, súbitamente mis ojos se abren muy grandes.
El profesor nos induce a las relaciones públicas, se le ve paciente, mirada triste, como si tuviera una perdida grande, una aflicción resignada.
Antes de llegar a clase, camino apurado, debo imprimir un documento, un guion de ficción.
La noche incentiva estos amagos de colores y sabores, el cuerpo percibe y los sentidos son las exclusas del alma (eso lo leí en algún lado)
Estoy muy cerca a mi salón, subiendo hasta el último piso con mi documento en la mano, estuve apresurado y atarantado tratando de hacer la cosas rápido, para ser puntual, tengo una vista amplia del patio, me atrevo a mirar y pareciera que a lo lejos estas sentada en una de las bancas, con ropa formal.
Trato de agudizar la vista. ¿Será que pasé por tu lado sin darme cuenta?, ¿Te ignoré?, permanezco algo desconcertado, detenido en un peldaño.
Ya estoy lejos y volver al primer piso implica llegar tarde a mi clase, quisiera tener ojos de halcón, amplificar esta vista lejana.
¿Tus labios gruesos? ¿tu cabello muy negro?, te adivino detrás de un vidrio gigante.
La decisión debe ser veloz. Mi ficción no puede esperar. Luego puedo plasmarte como quien escribe una historia o un cuento de un amor no duró para siempre.
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