Corazón contento

La coca cola es el complemento perfecto de una noche de pizza. Por más dañino que sea el líquido oscuro gaseoso. Aunque luego de dejar en la boca un sabor incómodo de mantener y acidez en el fondo de la lengua, me divierto llenando mi estomago a la puerta de una noche de luces amarillas y trenes en medio de la pista.

Anduvimos caminando buscando el sitio para comer, no se porque a cada paso que iba y bajaba la vista a mis pies para ver el camino, avistaba cucarachas que se cruzaban con mis converse. En alucinaciones sentí que estas cruzaban palabras conmigo, pequeñas pastillas ovaladas con antenas y patas horrorosas. me reclamaban de no verlas por el camino, yo solo asentía recibiendo la culpa y ofreciendo disculpas por mi distracción: incrédulo de mis experiencias fantasiosas.

En varias oportunidades pasé por estos percances, aprendí a no asesinar innecesariamente a seres vivos por más pequeños que fueren, mientra no atenten contra mi espacio privado, mosquitos, moscas, cucarachas, etc, no sufrirán el desenlace de sus cortísimas vidas por parte de este joven cansado de caminar.

Las luces amarillas son la música que contextualizan cierta soledad, y la ansiedad por llenar el espacio por comida y más comida. No importa. Encontramos el lugar, nos dispusimos a pedir el alimento grasoso y solo comer y comer.



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