Coincidencia
No suelo creer en la suerte o el destino, pienso que todo se va dando según transcurra el tiempo.
Quería retratarte de nuevo en alguno de mis blogs que nadie lee, mencionarte me haría bien. Fue extraño lo que sucedió, me dejé llevar por el momento. Demasiada casualidad.
Mucha coincidencia fue haberte encontrado en circunstancias inesperadas, no modifiqué en absoluto mi camino rutinario a la estación del Metropolitano, iba tan igual como siempre. A casa. No pensé que podían pasar cosas así.
La paso cruzándome con tu mirada cuando estamos en clase (admito que a veces te busco con los ojos) Y siendo ahora casi dos extraños pero con recuerdos, pensé que tal vez sería bueno hablar, justamente estabas en la misma estación, esperando el bus que yo también iba a tomar.
Parecías alejarte cuando supiste que era yo, pero mis pies me incitaron a seguir el camino que dibujabas, te vi algo diferente, es obvio porque han pasado unos años, pero muy pocos.
A partir de ese instante me dediqué a dejarme guiar por el momento. Y es que todo sugería que lo hiciera, por alguna razón mi cuerpo se ubicaba a pocos metros tuyos, solo para ver como podía afectarte mi presencia.
Me evadías al cien por ciento, yo solo quería encontrar el motivo, la razón para acercarme. Volví a dejar que las cosas fluyan solas.
Parados en el bus, casi las nueve o diez de la noche. Pocas personas de pie, los asientos se vacían con mayor frecuencia a esas horas.
Y lo que ocurrió después fue digno de llamarse coincidencia en negrita, justo en un paradero, dos asientos consecutivos se libraron. De la parte en que te mantenías sin si quiera voltear a verme, fuiste rápidamente a los asientos vacíos, te pegaste al lado de la ventana. Vacilé por centésimas de segundo pero me ubiqué a tu lado (como dije tenia que dejarme llevar por el instante, nuevamente mi cuerpo se traslado automáticamente, adicionando una pizca de cansancio y las ganas de sentarse).
Una nube invisible de incomodidad se apoderó del momento, fui lo más conchudo que podía aparentarse.
Por si acaso no lo hago por molestarte. Dije.
Incomodidad. Risas.
Lo sé, no hay más asientos libres, dijiste. (en realidad sí había uno, pero al fondo)
Más incomodidad.
Dentro de toda la breve conversación, descubrí que en efecto querías evitarme. ¿Por que? pregunté. Porque siempre huyo, te lo dije una vez. Sí lo recuerdo.
Hace más de dos años que no estaba tan cerca a ti, admito que fue agradable concurrir en ese preciso momento.
Tiempo atrás. Tal vez pudimos huir juntos. Tal vez fui un huevón.
Pd: Que yo te caiga mal ya es otro asunto. Del que no quiero escribir.
(Sacado de mi otro blog. Sí, otro)
Comentarios
Publicar un comentario