Aniversario

Existe un beso, de tantos miles, un conjunto de labios entrelazándose con lentitud, músculos y saliva, un ósculo que de seguro fue hermoso, el idioma de una aventura de corta duración, cierto amor distorsionado que palpita bajo notas de alcohol, de embriaguez justificante. 

Un beso del cual sé fecha y hora, un contacto de torso, piernas y manos, acuerdo mutuo, convencional, invitación fantástica a un mundo eterno. 

El comienzo de una noche amatoria que se interrumpe por la frialdad de la calle y los compromisos ajenos.

Sí,  es una boca por la cual pierdo la calma,  y que lentamente presiona una espina en mi pecho, una hoja metálica imaginaria pero muy profunda.

Tal vez es uno de esos besos perfectos, o quizá un error u obstáculo efectuado por un impulso inevitable, me quita la vida, me enloquece,  agota mis sinónimos.

Y se da, a cada hora a cada instante siempre el mismo día, la misma hora, no acaba solo es distraída por otros pensamientos y la continuidad de la vida. Un par de labios al cual no quiero dejar ir, el cual conservo en racionalizaciones, una tonta a la cual adoro con todo mi amor.

Existe a veces lejanamente otro beso,  ese si me pertenece, ese que tanta alegría me dio, el cual atesoro con mucho cariño, no recuerdo la fecha exacta, pero si el efecto infinito que causó, que aun causa en mi y me permite perdonar cualquier mal.

Somos de carne y no hay divinidad perfecta, somos de ira y la furia nos arruina, tal vez un día desaparezca ese recuerdo al que no pertenezco, y ese beso delicioso que me maldijo en una noche de diciembre algún día se desvanecerá y no habrá vuelta atrás, el tiempo nos premiara y seremos partes de un por siempre del cual no sabemos cuanto pueda durar. 



(escrito un 27 de abril, referido a un 9 de diciembre)

Comentarios