Café
Envuélvete en mis manos como si fuera una caricia bajo la tenue lluvia veraniega, y niégate el beso, por más que quisieras que todo el dulce se quede en tus labios, niégate el beso. Mientras piensas en eso caen alegres pequeñas hojas coloridas de los árboles, se lo mucho que disfrutas el aroma de lo natural.
Y vuelve a impedir el rose de dos bocas, no lo mereces, al menos no ahora. Antes no olvides de gritar muy alto con la cara profundamente metida en la almohada. Ayuda mucho más que explotar y dirigir erróneamente la colera.
Tómate de nuevo un café conmigo que las luces iluminan el escenario perfecto para una conversación casual. Y no olvides de negarte el ósculo, no sabes que pueda suceder al terminar una larga caminata, tampoco olvides sentir la lluvia en tu rostro, recuerda sentirte sofocado en la mañana para compensarte con charlas del vivir y dejar morir.
Enróllate en mis sábanas, lo único que deseo es amanecer abrazado a una piel conocida.
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