Invocación

Es cierto que se perdió la constancia, pero es común, asimismo es vergonzoso, debería escribir todos los días, tendría que poder hacerlo continuamente. No detallaré los problemas, porque me hicieron dar cuenta que excusarte de no expresar tus pasiones, significa carecer de ambición. Y eso cierto, soy ambicioso, un ambicioso que sueña en silencio. Alguien que debería hacerle honor a sus ojeras en lugar de quejarse por las pocas horas de sueño. Invoco a la voluntad, a escribir en cada espacio libre que encuentre en este horario mortificante. No pretendo ser un héroe de la clase trabajadora, de nivel B o C, no lo deseo. Anhelo alucinar imágenes a cada momento, explotar ideas, desarrollarlas. Y me prometo realizarlo, puesto que en esas carpetas donde reposo todos los días no hay nada más en que piense. Pero en fin, no podemos negarnos los placeres del instinto, ni tampoco tener paliativos. Soy alguien que escribe y siente como las fibras de las entrañas donde ocurre el núcleo de todo lo irracional, se esparcen a través del organismo, son hormonas que segregan felicidad. Soy un proyecto de algún lado de mi ser racional y me nutro de palabras que antes no podía expresar. Y no sabes cómo amo esos momentos, donde todo fluye en mi cerebro. Hay una frase que se me quedó de una película, “las personas que no han cumplido sus sueños, tienden a decirte que tampoco puedes cumplir los tuyos”. Y es jodidamente cierto. Y aunque en teoría, el sueño sea grande, en algún futuro no me arrepentiré de no haberlo intentado. 





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