Fe
Sé que tengo fe, no la fe propiamente dicha, no la que exhiben en supermercados y parroquias, si no, una clase especial de sentimiento, un efecto de las glándulas endocrinas segregando los químicos en la proporción correcta, es una paz combinada con un poco de lo venidero.
La siento a cada instante, absolutamente real y alejada de lo divino, una fuerza terráquea, indistinta a mi somnolencia, un paraje al cual siempre puedo ir saliendo del trabajo.
La acojo en mi sentido común, la guardo en mi mochila cuando es necesario, pero no la comparto, es mi fuerza acumulada de tantos años, mi propiedad intelectual.
Sé que la fe en lo sucedáneo no se logra fácilmente, requiere un tiempo de reflexión y de tener personas alrededor que comprendan el significado del centro gravitatorio, el origen de la vida.
No pretendo fundar una corriente filosófica, tan solo deseo expresar el bienestar de mi condición humana, las caricias del viento en este calor son una bendición, totalmente terrena, de índole natural.
Sé que tengo fe, la guardo bajo una contraseña muy segura, me guiará a través del paso de las horas, días, meses y años.
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