Al cierre
Estás hundida en mi esternón
con tus piernas abarcándolo todo,
potencialmente derramada en mí.
Estás acostumbrada a oír mi pecho,
atravesando mis huesos con tus huesos,
riéndote del futuro y mis poemas.
Todo ocurre al cierre.
Imagino que colapsamos,
que recuerdo tu número
o tu nombre de usuario.
Pretendo que te he visto,
que me debes un correo,
un mensaje de texto con
alguna angustia pendiente.
Te amo, estúpidamente,
así como en los poemas,
como en las películas,
como en los folletos,
como en el porno.
Te amo imaginariamente
con el pecho quebrado,
con los ojos cerrados
y cansado de imaginar.
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